Queridos artistas y bandas, por favor, dejad de girar el micrófono hacia el público para que cante el estribillo de vuestras canciones.
He pagado sesenta euros para veros cantar a vosotros y puede que nunca vuelva a hacerlo.
Cuando hacéis eso me siento como si estuviera en una noche de karaoke con mis compañeros de trabajo. Escucho a miles de personas un poco piripis cantar una canción por la que os pagué para que cantarais. ¿De verdad queréis confiar en ellos para terminar la canción que os ayudó a ganar ese Grammy?
Además, ningún otro profesional le pide a sus clientes que hagan su trabajo. Os imagináis a Picasso diciendo "mira, aquí vas a pintar unos ojos donde debería estar la boca”. O a Cristiano Ronaldo pasando el balón y diciendo "venga que te toca tirar ese penalti".
Si no tenéis suficiente confianza para cantar ese estribillo haced lo que hacemos todos: sonreíd y cantad entre dientes. Para el próximo concierto agarrad ese micrófono, sostenedlo cerca de la boca y cantad con todas vuestras tripas . Y dejadnos a nosotros, los aficionados, simplemente el placer de escucharos.